Siempre tuve un defecto, no se decir que no y pasadas las cuatro mi cara era un error. Salimos de aquella histeria hacia otro lugar huyendo de los colmillos de la soledad, regalada, ofrecí el sabor de aquellos que en albergues se hacen tibios y no llevan al orgasmo ganador. Fue ahi que comprobe que siempre puede haber algo peor fue así que comprobe que la angustia es prima de la desesperacion y que a veces, tal vez, estar solo es mejor y que al cielo no se llega nunca de a dos.
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